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IYENGAR YOGA SANTIAGO DE CHILE

 


 

 








 
La Rueda de la Paz
Por B.K.S.Iyengar
Astadala Yogamala I
Capítulo 19, “Yoga y Paz”
página 192


Los ocho pétalos del yoga nos dan el fruto del equilibrio y la paz, paz en el cuerpo y equilibrio o armonía en la mente. A menos que haya paz en el cuerpo no puede haber equilibrio en la mente. Patañjali demuestra que la pesadez mental y la corporal llegan a través de klesa. Tras experimentar esa paz, podemos expresarla a nuestros semejantes y a la sociedad.
Somos animales violentos de dos patas. Somos violentos no sólo en nuestro interior, sino también con nuestros semejantes. No confiamos en nadie e intentamos saltarle a la yugular a todo el mundo. Hay competencia. Sé que estoy utilizando palabras fuertes, pero existen competiciones sanas e insanas.
He impartido clase durante tres días. He mostrado mejora en algunas personas, debilidad en otras. He tenido que infundir fuego para llevar a los más débiles a la altura de los demás. Este tipo de estímulo es una competición saludable que proporciona paz a todos. En la competición salvaje sólo hay lucha o huida.
Hoy tenemos aquí reunidas a doscientas personas que quieren cultivar la cualidad del no apego, a través de la cordialidad y la compasión, en lugar de la cólera. Estamos aquí para aprender cuándo ser cordiales y cuándo mostrarnos indiferentes para así fortalecernos con una actitud positiva a fin de desarrollar las características de un auténtico ser humano.

 


 

Quienes han asistido a mis clases han experimentado un estado de equilibrio y paz. ¿No han tenido paz mental durante estos tres días de clases?¿No han experimentado paz después de Uttanasana?¿No tenían el cerebro frío, sosegado y sereno?
Si todos disfrutamos de estas experiencias, ¿por qué no llevamos el mensaje del yoga a otras personas y prestamos un servicio a nuestros semejantes? Dios nos ha dado esta gran materia. Hagamos que valga la pena vivir la vida difundiendo una paz civilizada y cultivada. Experimenten esta paz y comuníquenla a sus amigos. Exprésenla a sus vecinos, a la comunidad, y la raza humana será la más feliz del universo. Hagámoslo antes de finalizar el siglo XX.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el siglo XXI será el más sano. Faltan trece años para que comience el siglo XXI. Para que la generación del siglo XXI sea feliz deberíamos educar en el yoga a todos los niños de entre 6 y 13 años. Gracias a esa semilla del yoga en ellos, su inteligencia se tornará fértil y cultivada; entonces existirá una posibilidad de ver salud y felicidad en el mundo, tal y como ha predicho la OMS. ¿Qué sentido tiene si todo queda en papel mojado?.
Hasta ahora, la ciencia ha avanzado para proporcionar salud a los enfermos. Ninguna ciencia ha avanzado para mantener sana a la gente sana. El yoga es la única ciencia que no sólo proporciona salud a los enfermos, sino que también mantiene sanos a los sanos. Si desde ahora se acumula salud a través del yoga, la gente del siglo XXI se mantendrá sana. El yoga ayuda a que todas las células del cuerpo nazcan con potencia, sirvan con fuerza y se les permita morir en paz. Eso es salud, y sólo la salud es la base de la paz.
La ciencia ha ofrecido una salud negativa y no una salud positiva. De igual manera que la vida es dinámica, también lo es la paz, y el yoga es la ciencia de convertir la vida en dinamismo sereno. Patañjali lo llama el fluido de la tranquilidad (prasanta vahini) (Y.S. III.10). Ésta es la serenidad y la salud que queremos ver presentes en el siglo XXI. Y no podrá ser así a menos que nos esforcemos por ello.
Yama y niyama son tradicionales en el yoga. Están en la sangre de las personas. ¿Es que no les dicen a sus hijos qué deben y qué no deben hacer? Lo que no hay que hacer es yama, y lo que hay que hacer es niyama. Está en nuestra sangre. Existen desde el momento en que nacemos. Es algo que se conoce como purva sadhana, o el fruto de nuestra evolución previa. Asana, pranayama y pratyahara se llaman uttarottara sadhana (prácticas progresivas). El pranayama limpia las impurezas de la mente y el cerebro, y pratyahara hace madurar la mente para la meditación (Y.S. II.2)
A través del sutra anterior puede comprenderse que yama, niyama, asana, pranayama y pratyahara son las auténticas prácticas del yoga.
Dharana, dhyana y samadhi no son prácticas, sino la riqueza del yoga. Si progresan bien en su práctica y el sadhana está maduro, el fruto florecerá por sí mismo.
Así que si siguen con celo su práctica de asana, pranayama y pratyahara, con los principios de yama y niyama, entonces tendrán en sus manos la riqueza del yoga: dharana, dhyana y samadhi. Un árbol no dice: “Quiero una fruta ahora mismo”, porque el fin natural del árbol es el fruto. De igual modo, el fin natural del sadhana yóguico es dhyana, la paz y el equilibrio auténticos.
En estos tiempos no creemos en el Dios que creó al ser humano, sino en el Dios creado por los humanos, en los dioses políticos. Nos hallamos en una situación muy desafortunada. Debemos autorevolucionarnos y no seguir a esos dioses. Si nos acomodamos a lo que dicen, entonces seremos unos cobardes y no tendremos paz.
Que Dios les bendiga. Lleven este mensaje del yoga a sus vecinos, a su familia y su comunidad. Tengamos un mundo nuevo.
SEAMOS YOGUIS