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1. Nadie conoce el Uno absoluto, primordial
e intemporal; ni tampoco el momento en que el mundo
comenzó a existir. Dios y la naturaleza existían
antes de que apareciese el hombre, pero a medida que
éste evolucionó, fue cultivándose
y comenzando a realizar sus propias potencialidades.
Producto de este proceso surgió la civilización.
Con ella evolucionaron las palabras, desarrollándose
así los conceptos de Dios (Purusa) y naturaleza
(prakriti), religión (drama) y yoga.
2. Dado que se hace bastante difícil definir
estos conceptos, cada hombre ha de interpretarlos según
su propia comprensión. Cuando el hombre cayó
preso en las redes de los goces mundanos, descubrió
que se había separado de Dios y la naturaleza.
Fue así presa de las polaridades del placer y
el dolor, el bien, y el mal, el amor y el odio, lo permanente
y lo pasajero.
3. Atrapado en estos opuestos, el hombre sintió
la necesidad de una divinidad personal (Purusa) que
fuera suprema, no se viera afectada por la aflicciones,
las acciones y las reacciones, y que se hallara libre
de la experiencia de la dicha y la tristeza.
4. Ello llevó al hombre a buscar el ideal superior,
encarnado en el Purusa perfecto o Dios. Fue así
como el Ser Eterno, al que llamó Isvara, el Señor,
el guru de todos los gurus, se convirtió en el
centro de su atención, de su concentración
y de su meditación. En esta busca fundamental
por alcanzarlo a Él, el hombre ideó un
código de conducta por medio del cual podría
vivir en paz y armonía con la naturaleza, con
sus semejantes y consigo mismo.
5. Aprendió a distinguir entre el bien y el mal,
la virtud y el vicio, lo moral y lo inmoral. Surgió
así un concepto global de la acción correcta
(drama) o la ciencia del deber. El Dr. S. Radhakrishnan
escribió que “Drama es lo que sustenta,
apoya y sostiene”, guiando a la humanidad a vivir
una vida sperior sin consideraciones de raza, casta,
clase o fe.
6. El hombre se dio cuenta de que debía mantener
el cuerpo sano, fuerte y limpio si quería actuar
conforme al drama y experimentar la divinidad que se
halla dentro de él. Los videntes indos, en su
búsqueda de la luz, destilaron la esencia de
los Vedas en los Upanisads y los Darsanas (espejos de
percepción espiritual). Los darsanas o escuelas
son: samkhya, yoga, nyaya, vaisesika, purva mimansa,
y uttara mimansa.

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